Karen Foessel

Mi nombre es Karen y aquí les dejo mi historia:
A los 36 años me descubrieron cáncer de mama, por un chequeo médico me hice una mamografía la que mostró dos tumores en la mama derecha y uno en la mama izquierda. Si no fuera por la mamografía no me los hubiesen detectado, ya que la ecografía mamaria no mostró nada. Me operaron y, además de los tumores, me sacaron ganglios, ya que el cáncer ya se había pasado a dos de ellos. Me hice el tratamiento médico correspondiente, seis meses de quimioterapia, un mes y medio de radioterapia. Como era de esperar el proceso no fue grato, cirugías (mastectomía bilateral – sacar ganglios – reconstrucción mamaria) se me cayó el pelo, engordé, me sentí mal con las quimio, se me cayeron las cejas, las pestañas, me miraba al espejo y no era yo, pero en el fondo sí lo era y es aquí lo importante: NUNCA BAJÉ LOS BRAZOS, ME ARMÉ y SAQUÉ FUERZAS DE DONDE NO SABÍA QUE EXISTÍAN. Enfrenté la enfermedad con la mayor humildad posible, con el mejor ánimo que podía y disfrutando del día a día y de mi gente querida. En este proceso fue donde me reconocí como persona.
Mi familia sufrió mucho y con ellos aprendí que quien padece la enfermedad es el verdadero pilar y quién contiene al resto, si te ven bien la familia está bien y eso me calmaba, le restaba estrés al proceso. Mi familia es maravillosa nunca me dejó sola. Hoy ya son dos años desde el día uno que me detectaron el cáncer, estoy bien y me hago mis controles cada tres meses, estoy con mucha energía y agradecida de todo lo bueno que apareció y asumiendo lo malo que ocurrió. Una amiga (Paula) en una tarde conversando sobre todo lo que se venía por el tratamiento y todo lo que la enfermedad significa le digo: “¿Hasta cuándo mi mala suerte?” y ella muy sabia me dice: “Tu mala suerte terminó el día que te detectaron el cáncer, porque si no después hubiese sido tarde.” Esa conversación me hizo abrir los ojos y desde ahí cambié mi actitud, soy una mujer afortunada, con suerte y rodeada de personas hermosas!!
Ayudemos a la prevención, insistamos en que la mamografía sea a los 30 y apoyemos a nuestros pares con y sin cáncer. Los que pasamos por este proceso sabemos que la vida nos cambia de un minuto a otro y que el día a día es el que vale.