«Hay dos tipos de cáncer linfático, de Hodgkin y no Hodgkin. Según los doctores, el primerobes de mejor pronóstico y yo tenía ese. Entonces, si bien era cáncer y se veía complicado, la balanza se cargaba hacia el lado menos malo. Verlo así, psicológicamente me ayudó mucho. Era malo, pero era lo menos malo. Es un cáncer del cual la gente habitualmente se sana, pero el proceso es difícil y el costo de mejorarse es muy desgastante».