MI HISTORIA

El cáncer de tiroides, siendo uno de los de mejor pronóstico, encontró a Loreto Wahr en un momento complejo de su vida: separada dos veces y con dos hijos chicos. Lo más difícil fue asumir el riesgo de que su muerte pudiera impedir que Blanca y Pedro, hijos de padres distintos, crecieran juntos compartiendo el caudal de recuerdos que una madre construye con ellos durante la crianza. Y esa es hoy su principal ocupación, ahora que la enfermedad está supervisada y debe someterse a controles semestrales: construir recuerdos imperecederos con sus niños.


TIPS

1. Terapia psicológica de apoyo:

Categoría: Tratamiento

“Gracias a ella logré sacarme la pena de que mis hijos pudieran crecer separados. Siempre he contado con la ayuda de mi mamá, pero pensar en los efectos que mi enfermedad pudiera tener sobre mis hijos me descomponía. Yo era muy autónoma y resuelta, pero poco conectada emocionalmente conmigo misma: vivía sin saber si algo era realmente lo que quería. La terapia me sirvió para conectarme con mis emociones y para aprender a decir que no”.

2. Vivir intensamente:

Categoría: Estilo de vida

“Hay que vivirse intensamente el proceso de la enfermedad, pero sin el drama. En mi caso, eso consistió en conectarme con la gente en una dimensión más profunda y construir recuerdos con los seres más queridos, para cuando uno ya no esté. Con mis hijos nos pusimos superquerendones. Inventamos cosas como el ‘abrazo de a tres’. Todo para generar recuerdos, fortalecer el lazo, materializar proyectos, hacerles la vida especial para que el día en que yo no esté, esos recuerdos les sirvan como espacio de encuentro entre ellos”.