La vida de Pedro Pablo de Vinatea cambió dramáticamente al inicio de su adolescencia, cuando recibió el diagnóstico de osteosarcoma. Tenía 14 años y era un amante del deporte. Gracias a las averiguaciones de sus padres, Pedro Pablo se trasladó Florencia, Italia, donde fue sometido a una cirugía que le amputó la pierna derecha. Después de varios ciclos de quimioterapia y meses de rehabilitación, Pedro Pablo retomó su pasión deportiva y hoy es un valiente exponente del parabádminton.