Tuve mi tercer hijo en septiembre del 2015 por cesárea e iban a aprovechar la cesárea para hacerme una ligadura de trompas. La operación fue difícil porque rompí fuente y mi hijo ya estaba encajado, aún así lo hicieron nacer por cesárea. Todo “terminó”, salí al tercer día del policlínico, pero el dolor de la costura no cesaba, ya no solo me dolía la zona pélvica sino también dolía la zona abdominal, no podía caminar bien y tuve que pedir ayuda en casa para que me ayudaran con mi recién nacido y mis otros dos hijos. En octubre me revisaron y me dijeron que aún estaba inflamada por la cesárea, lo mismo en noviembre y diciembre (por tanta pastilla se cortó mi producción de leche, mi bebé resultó alérgico a la leche de fórmula y estuvo internado por flemas que no salían). En enero me revisé en otro sitio, pero seguían dándome el diagnóstico de inflamación. Se me caía el cabello y el dolor era más abdominal que pélvico, fui a otro centro de salud a fines de enero y me dijeron que tenía quistes y que había que operarme, que por eso eran los dolores y las molestias. Me indicaron el costo, me dijeron que pagara y que me operaban y listo. Mi esposo no se quedó contento con eso y siguió averiguando otras recomendaciones. Fui a otra clínica, me revisaron exhaustivamente y me encontraron en la entrada del útero dos manchas: una negra y otra que botaba materias,sacaron muestras para enviarlas a biopsia y después de revisarme me dijeron: “Cuando te estuve manipulando, ¿te dolía dónde dices que te duele?” y yo le dije que ¡no! Y me dijeron entonces: “No tiene que ver tu dolor con la pelvis, eso es zona abdominal, si tienes quistes y también tienes esas manchas que has visto.” Luego de eso me enviaron a la clínica de especialidades médicas con el doctor de gastro, cuando llegó mi turno me tocó la zona y simplemente me dijo: “No tengo que hacerte ninguna ecografía porque no veremos nada, necesitamos una tomografía con contraste”. Hicimos la ecografía y después de 3 días recogí los resultados: Me descubrieron que tenía un objeto dentro que podía ser una gasa o un algodón y ese mismo día me dieron el resultado de la biopsia: ¡Cáncer! Y por tener todo complicado en esa zona tuvimos que correr para operar inmediatamente pues ya venía de 15 días mareándome, con náuseas y con más pérdida de cabello.
El 29 de febrero de 2016 me operaron… ¿Ustedes creen en los milagros? ¡Yo sí! Porque después de 5 meses y medio descubrieron que era una gasa de 14 cm que se quedó dentro de mí y eso provocó no solo el cáncer sino también el deterioro de algunas partes internas que tuvieron que extirpar y cortar. Después de ello completé con 25 radioterapias y 2 braquiterapias. Actualmente estoy tranquila, llevando una vida deportiva moderada y comiendo sano. El 23 de este mes (octubre 2018) tengo otra cita de chequeo y aunque me siento bien siempre está el miedo, pero sigo aquí, porque quiero vivir, quiero ver crecer a mis hijos y quiero ver a mi familia unida.