Sus cuatro hijos aún eran niños cuando se enteró de que necesitaba, a como diera lugar, un trasplante de pulmones y riñón. La lucha fue ardua, pero consiguió un donante. Sin embargo, años después de la operación descubrió que las fuertes drogas recetadas para evitar un rechazo de los órganos trasplantados le produjeron un cáncer a la piel (carcinoma) y, con ello, su vida a los 50 años volvió a dar un giro drástico.