En la Navidad de 2004, Isabel le contó a su familia que tenía cáncer de ovarios y que el 31 de diciembre entraba a pabellón para que le extirparan el tumor maligno. Mantuvo a raya la enfermedad por casi una década, pero la agresividad del cáncer hacía muy probable que hubiera una recaída y, en marzo de 2012, los exámenes mostraron una metástasis desde el peritoneo hasta la pleura del pulmón. Y se sometió a un nuevo tratamiento.