MI HISTORIA

A principios de octubre de 2015, cuando me disponía a cerrar un año de intenso y acucioso estudio, me diagnosticaron un cáncer testicular en estado III con metástasis en los ganglios linfáticos del abdomen y en los pulmones. De la noche a la mañana, mis planes y ambiciones cambiaron vertiginosamente: me extirparon mi testículo derecho y semanas más tarde me instalaron un catéter reservorio para comenzar ciclos intensos de quimioterapia. Fue un proceso que comenzó con una mezcla de miedo, incertidumbre, pena y rabia, pero que con el paso del tiempo logró darme energías y fortalecerme para aprender de los pequeños detalles de la vida, marcando un punto de inflexión trascendental en la manera de enfrentar mi porvenir.


TIPS

1. Punto de inflexión:

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Al momento de hacerme la eco testicular y recibir la noticia del diagnóstico de cáncer, lo primero que me dijo el urólogo era que "esto marcaba un antes y un después en mi vida". Sus palabras, en un principio me descolocaron y no le tome mayor peso pero marcaron un hito en mí hasta hoy pues no se equivocó, el vivir este proceso te enseña a ser más humilde, sensible ante los demás, a valorar los pequeños detalles y momentos que antes dabas por obviados, a dejarte querer y entregar cariño a los que te acompañan y entregan el más mínimo gesto de apoyo, garra y fortaleza.

2. Torrente de buena vibra:

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Considero que es imprescindible rodearse de buen vibra y energía. El proceso no es fácil, hay días en que las energías para levantarse, comer, leer o sostener una conversación están por los suelos, y es ahí cuando la fortaleza y el apoyo incondicional de la familia, polola y amigos te llena de ímpetu y logras inexplicablemente sacar lo mejor de ti y seguir batallando positivamente. La enfermedad los golpea a todos, y no hay nada más gratificante que sentir que no tan solo uno, sino que familia y amigos aprenden y se enriquecen de ello. Indudablemente, en estas instancias, se solidifican los lazos y se aprende a conocer a los verdaderos amigos.

3. Respetar tus espacios:

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Puede sonar un poco egoísta, pero uno es dueño de su cuerpo, espacio y tiempo. En este vacilante proceso, que es una verdadera montaña rusa, se atraviesa por momentos en que es importante ser transparente y sincero si no quieres recibir visitas, no quieres hablar con alguien porque te desgasta, no quieres contestar llamados, etc. Considero que es esencial conocer los límites, no desgastarse más de la cuenta y aprender a respetar sus espacios, nadie cuestionara tus decisiones.

4. Positivismo, vaso medio lleno:

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“Si tuviera que hacer una lista de un cáncer que desearía tener, no dudo en poner en primer lugar el cáncer testicular” Fue la primera impresión del doctor mientras verificaba que tenía un tumor en mi testículo. Pese a no dimensionar el proceso que venía a cuestas, me tranquilizó y siempre miré con optimismo el porvenir. Es el cáncer con mayores estándares de recuperación, lo voy a superar, esto nunca me la va a ganar pensaba. Pese a ser más difícil de lo que imaginaba, el convencimiento de saber que estaba en el mejor de los peores escenario me generaba seguridad de que el superar este escenario dependía solo de mi fortaleza.

5. Seguir en pie:

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Me costó, pero siempre traté de mantenerme activo y de realizar todas aquellas cosas que me apasionaban y ocupaban mi tiempo libre en mi “vida común y corriente”. Trataba de salir a caminar, ir al cine, compartir en las festividades con amigos, ir a conciertos siempre que las fuerzas me apañaban. Recuerdo que hice una ayudantía en la universidad que me dejo agotadísimo, pero inmensamente feliz; pese a no poder desplazarme y escribir en la pizarra porque mis defensas estaban por los suelos, sentía que seguía vigente y que podía explicar y transmitir conocimientos. Esos pequeños momentos de satisfacción me revitalizaban y daban la esperanza de que la enfermedad no me la iba a ganar.

6. Fortaleza en el porvenir:

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Viví un proceso lleno de vicisitudes en que muchas veces no lograba explicar por qué el escenario se tornaba más complejo sobretodo porque prácticamente estaba devastado de tanta quimio, pero me aferraba en todo lo que me deparaba cuando venciera a la enfermedad porque estaba convencido de que dicho momento llegaría. En los momentos críticos me esmere en elaborar una lista de todas las cosas que pretendía hacer cuando el cáncer fuera tan solo una experiencia y un recuerdo. Actualmente he cumplido varias de ellas y espero cumplir las que aún están pendientes.

7. Imposibilidad de encontrar una razón lógica:

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De los posibles factores de riesgo de cáncer testicular hasta el momento desarrollados, no me encontraba inmerso en ninguno de ellos, por lo que la noticia fue una bomba sin precedentes para todo mi entorno familiar. Creo que más que esforzarse en lograr encontrar alguna razón lógica de pasar por una enfermedad de esta envergadura, lo importante es aprender de la experiencia y encontrar un real sentido a todo lo vivido. Mi forma de enfrentar la vida, mis desafíos y metas han cambiado sustancialmente y he adquirido mayor madurez en mis decisiones.

8. Aprovechar al máximo el presente:

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Pareciera que la sombra te acompañará toda la vida. Siempre existe cierto temor de que la enfermedad puede reaparecer y cada control rutinario conlleva incertidumbre y miedo. Por eso hay que apasionarse con las cosas que se pueden hacer con dedicación y amor, disfrutar de lo simple y cotidiano con humildad y sencillez.