Hola! mi nombre es Carolina, soy abogada y soy de Venezuela. En un momento de plenitud laboral y de logros personales, pero con un excesivo estrés en donde no me alimentaba ni dormía bien, – forzaba al límite mi cuerpo por lograr esos objetivos materiales – me excedí y así no debe ser.Fui diagnosticada con cáncer: un melanoma metastásico maligno. En ese instante quedé congelada, pensaba “me dañé a mí misma con mi autoexigencia”, pero junto a la fuerza del amor de mis seres amados, tomé fuerzas y equilibré mi cuerpo y mente y me puse en modo positivo. Sabía que cada medicamento, ya sea natural o indicado por mi oncólogo, era para reforzarme aún más; constantemente me decía “estoy sana, mi cuerpo está sano”. Hice todo lo que me indicaron los médicos, 34 radioterapias e inyecciones de interferón.
Mi compañerito para dormir era mi amado Maltés, un oso de peluche, que se me recostaba al ladito para darme fuerzas para vivir y luchar; cuando yo despertaba él salía a jugar al parque jajaja. Siento que mi fe absoluta en Dios, en su voluntad y amor me fortaleció, junto con el amor y la oración de todos. Porque de todas las religiones oraron por mi sanación, nos unió el amor y a mí me salvó EL AMOR. Ese amor que sentía por mí misma y el todos los demás sentían por mí, me sentí orgullosa de haberlo sembrado por tantos años y recibí la cosecha de éste a granel. A veces sentía que no podía, pero ver las miradas de amor me hacían fortalecerme, no podía dejar de luchar.
Son muchas cosas las que viví pudiese escribir un libro, pero mi objetivo principal mis queridos valientes guerreros es que yo creo en ustedes, en esa fuerza interior de amor por vivir, por lograr esa segunda oportunidad, ese chance para amarnos un tiempo más. Aunque parezca que no podemos: ¡sí podemos! y nos llenamos de una fuerza que sale de lo más interior, que brilla y brota. Eso se llama AMOR, ese que todo lo puede; ámate y lucha y lo que se logre que sea de pie y con el corazón lleno de paz y amor.