
Carlos Ferrer
MI HISTORIA
Tenía 20 años cuando recibió el duro diagnóstico que lo enfrentó a un escenario muy adverso para ser papá. A pesar de que le extirparon sus dos testículos, gracias a las buenas decisiones tomadas durante el proceso de la enfermedad, hoy es el padre, junto a Javiera –su polola de entonces– de los mellizos Ángel y Amelia.
TIPS
1. ¡Congela tu esperma!:
Categoría: Otros
“Decidí congelar mi esperma, porque con un solo testículo produces menos esperma y la quimioterapia podía dañar todo el sistema reproductivo”.
2. El proceso es personal, la experiencia es colectiva:
Categoría: Otros
“Cambié como persona, me volví mucho más sensible a ciertas cosas que antes no pescaba, modifiqué actitudes y de ser un pendejo pasado para la punta, que andaba peleando con otros, pasé a ser un tipo que valora mucho más la vida que la plata. El cáncer no solo nos pegó fuerte a mí y a mi familia, sino también a mi grupo de amigos. Siento que todos cambiamos y que aprendí a reconocer a mis verdaderos amigos”.
3. Sin lugar para el pudor:
Categoría: Otros
“A mis parejas siempre les contaba que había tenido un tumor testicular, nunca me dio vergüenza. Era divertido lo del coquito de plástico. Ya no produzco esperma, porque no tengo testículos. En su lugar, tengo prótesis. Esto quiero subrayarlo, porque a muchos hombres les da miedo ponerse prótesis y es importante hacerlo, sobre todo a la edad en que a mí me pasó. Es como si te pusieran silicona, pero con la forma de un testículo. Es un poco más duro que el natural, pero pasa piola”.
4. El apoyo familiar, imprescindible:
Categoría: Apoyo familiar
“Cuando estaba en quimio en la clínica, yo pedía una pieza especial al fondo para que mis amigos fueran de noche y no molestaran a los demás pacientes mientras tomábamos cerveza y nos reíamos. Se generó una energía increíble, me iban a ver todos los días”.
5. Hay espacio para reír (y disfrutar):
Categoría: Estilo de vida
“Cuando tenía que hacer las muestras de esperma en la clínica, iba con la Javiera, que era mi polola, y ella se vestía de enfermera. Ni necesitábamos las películas porno que había en la salita. Más encima a cada rato me gritaban: ¿está listo con la muestra? Era muy chistoso. Entre paréntesis, mis papás no tenían idea de que iba con la Javiera…”