
Aline Jiménez
MI HISTORIA
El sábado 14 febrero del 2015 llegué a Santiago, a los 19 años me diagnosticaron, leucemia linfoblastica aguda. Llevaba varios días sintiéndome rara, con dolor de cabeza y me cansaba muy rápido. Empezó un día en La Serena, estando con mi familia sentí que me iba a desmayar, perdí la visión y no sentía mis piernas, en la clínica me dijeron que era crisis de pánico. La semana del 14 de febrero, empeoré, tuve fiebre y mi cansancio era mucho más, el jueves de esa semana me dijeron que tenía anemia en La Serena pero que había que encontrar el porqué, así que el viernes me tomaron exámenes de sangre y el sábado me llamaron diciendo que los exámenes de sangre estaban alterados y que necesitaba ver un especialista. Mis papás me llevaron a la Chile donde me descubrieron el cáncer muy a tiempo, por tener 19 años mi cuerpo respondió mejor a las quimios, estuve con doctores muy buenos, todos los exámenes fueron saliendo bien, todo llevo a que mi leucemia fuera de medio-bajo riesgo. Cumplí los 20 al tercer mes.
Lo más difícil fue estar 8 meses en las quimios, hospitalizada (con descanso entre medio), lo bacán fue volver a tener miles de detalles que hacen linda la vida, estar sana y viva. Cambió la forma de ver y disfrutar a vida, hoy tengo 21 años, estoy bien y sigo el tratamiento.
TIPS
1. Cuidar el cuerpo:
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Antes del cáncer yo hacía cero ejercicios, mi alimentación era pésima, pero como siempre fui flaca no me preocupaba tanto. Al comenzar a vivir el cáncer y recibir quimioterapias y mil medicamentos más, me di cuenta el daño que le hacía a mi cuerpo al no cuidarlo. Varias personas me empezaron a decir lo importante de la alimentación, decía que cambiaría pero seguía comiendo mal, hasta que en la 5ta quimio, después de una semana hospitalizada, no podían empezar porque mis defensas y plaquetas no subían, así que me hicieron un mielograma y al tener el miedo de que el cáncer volviera cambié completamente mi alimentación, solo tomo agua y jugos naturales, trato de comer lo más natural y sano posible, y hago ejercicio todas las semanas.
2. El poder de la mente:
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Cuando me diagnosticaron cáncer, jamás pensé que iba a morir, pero no le tome el peso a lo que es tener cáncer, hasta que en la tercera quimio estaba chata de estar encerrada en el hospital por semanas, de estar conectada a una máquina, me dio depresión y por eso me paso de todo, tuve fiebre, me bajó la presión, y mucositis. Tuvieron que trasladarme, donde estuve un poco más de 3 semanas y me dieron el alta el día de mi cumpleaños. Ahí me di cuenta que el estar bien psicológicamente y ser positivo ayuda mucho en la recuperación. Yo diría que es un porcentaje importante, no volví a estar así de negativa y hacía mil cosas para distraerme y así tolere demasiado bien las quimios siguientes.
3. El porqué:
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Creo que todo pasa por algo, y más una enfermedad tan difícil y que mata a gente, como lo es el cáncer. Pienso que el cáncer llega por algo, algo que estamos haciendo mal. El cáncer te dice: ¡Para! Algo está mal. Un día hablando de esto, del porqué, con un amigo que estaba tratándose ahí también (él tuvo linfomas) le dije que yo creía que me había dado cáncer por no cuidar mi cuerpo, también pienso que fue para cambiar algo en mi familia y otras cosas más. Él me dijo que pensaba lo mismo, le había dado por mucho estrés, que antes de enfermarse cargaba con muchas cosas. Mi consejo es pensar bien todo lo que estábamos haciendo mal y cambiar lo más que puedan para bien.
4. Detalles:
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Antes de vivir algo tan fuerte como esta enfermedad no nos damos cuenta de todas las cosas buenas que nos pasan día a día. Yo me di cuenta cuando en la primera quimio estuve un poco más de un mes hospitalizada, muy mal, tenía ganglios inflamados en la cara que no me dejaban sonreír, habían días que no me podía levantar, por la mucositis casi no comía y estuve con dieta blanda por el catéter y con la bomba no podía ir al baño ni bañarme bien o caminar sin ir con la maquina a todos lados. Y cuando por fin me dijeron que me iba a mi casa por unos días, fue lo mejor ponerme un vestido, poder sonreír, salir de esa pieza, caminar, respirar y bañarme normal, comer normal y cosas ricas, pasear. Cuando después de 3 meses volví a mi ciudad, en la entrada estaba toda mi familia con letreros, en caravana esperándonos, todos me regaloneaban demasiado. Volver a tener pelo, cejas y pestañas. Después de 8 meses volver a ir a la disco, en verano volver a ir a la playa, irme con mis amigas, familia y disfrutar, volver a estar en la piscina. Cuando nos dijeron que tenía leucemia mi mamá me dijo “'Saldremos de esto juntas” y no se separó ningún día de mí. Recibir visitas de amigos y familia, conocer gente linda, ¡Detalles que después del cáncer los valoro demasiado!